LEOŠ JANÁČEK 

(1854–1928)

Aunque Leoš Janáček, por año de nacimiento, pertenece más a la generación de Antonín Dvořák, su obra forma parte de los hechos más significativos de la música del siglo XX, y por eso sitúa a su creador entre los compositores de hasta dos generaciones más jóvenes. La vida y la obra de Janáček están estrechamente unidas a Brno, donde desde su juventud vivió y, con sus incansables actividades compositivas y organizativas, se esforzó por el desarrollo fundamental de la vida cultural brunense.

Leoš Janáček nació el 3 de julio de 1854 en Hukvaldy como el noveno de los catorce hijos del maestro de esta localidad, Jiří Janáček, y de Amálie Grulichová (nacida con este apellido). Entre sus recuerdos de la infancia aparecen la escuela de Hukvaldy, los colmenares de su padre, la colina Babí hůra o el coro de la pequeña iglesia, donde cantó en las misas solemnes. En la escuela fue un estudiante más bien mediocre, pero manifestó un talento musical poco común. El deterioro del estado de salud del padre y la escasez de dinero llevaron a la familia a tomar la decisión de garantizar al muchacho una educación en la fundación para chicos dotados musicalmente procedentes de familias pobres en Kroměříž o en Brno. El padre de Janáček era amigo del compositor y director de la fundación brunense, Pavel Křížkovský, por tanto la elección recayó en la fundación sita en el monasterio agustino de la Ciudad Vieja de Brno. El onceañero Leoš se fue a Brno en agosto del año 1865, y fue así de repente como terminó su infancia.

Me aceptaron como corista tanto en Brno como en Kroměříž; mi padre se decidió por Brno. Con mi madre pasamos las noches atemorizados en una especie de cuartito oscuro: eso fue en la plaza Kapucínské.
Yo con los ojos bien abiertos. Con el primer amanecer afuera, ¡venga afuera!
En la plaza Klášterní, mi madre se marcha dubitativa.
Yo cubierto en lágrimas, ella también.
Solos. Gente desconocida, no cordial; escuela ajena, cama dura, y un pan todavía más duro. Nada de caricias.
Mi mundo, exclusivamente mío, se basó en mí. Todo recayó en el mismo.
Mi padre falleció; crueldad impasible.

                                                                                         Mirada a la vida y la obra (1924)


Leoš Janáček en 1874 © Museo Regional Moravo

En el monasterio agustino ejercieron toda una serie de notables personalidades entre las que se encontraban Pavel Křížkovský, el fundador de la genética Johann Gregor Mendel y, sobre todo, el ilustrado abad Cyril Napp. A los chavales de la fundación de la Ciudad Vieja de Brno, a los que se llamaba "pájaros azules", les fue facilitada una cuidadosa educación musical unida a la participación en misas en la basílica de la Asunción de la Virgen María, en producciones musicales monásticas, así como también en conciertos y representaciones teatrales en Brno. Casi después de cincuenta años, Janáček recordaba la vida en el monasterio en la composición de la "Marcha de los pájaros azules" del sexteto de viento Juventud.

El monasterio agustino proporcionó a Janáček no solo unos buenos cimientos musicales, sino que le permitió también una sólida educación general. En los años 1866-1869 fue a la escuela alemana de gramática en la Ciudad Vieja de Brno, y después en los años 1869-1872 al instituto eslavo para la educación de maestros. Fue seguido entonces el camino como maestro, tal y como deseó para su hijo el padre de Janáček. Pero el año de finalización de los estudios, el director del coro de la Ciudad Vieja de Brno, Pavel Křížkovský, se fue a Olomouc, y Janáček recibió una oferta para que durante su ausencia le sustituyese. Janáček aceptó, y un año más tarde accedió también al puesto de director del coro de la Sociedad de Artesanos Svatopluk (1873-1876). En esta época empezó a componer, escribiendo los coros masculinos El arado y La inconstancia del amor en el espíritu de su gran modelo Pavel Křížkovský. ¿Y qué más? El joven Janáček se decidió por profundizar en su formación musical en la escuela de órgano praguense, y así se alejó paulatinamente de la predeterminada trayectoria docente.


El examen de acceso en la escuela de órgano de Praga.
Profesor Blažek: "¡¿Cómo se forma un acorde de dominante, uno de séptima de dominante?!"
Silencio.
"La séptima tiende hacia abajo, la tercera hacia arriba, la quinta sube, la fundamental baja. -Ni lo sabe."
En mi cabeza pasó volando:

¡Y la séptima no fue hacia abajo, la quinta no ascendió y la fundamental no descendió! Desde esos momentos empecé a pensar en los misterios de las combinaciones de acordes.

Mirada a la vida y la obra (1924)

Y fue durante los estudios en Praga cuando se manifestó también el abierto y en ocasiones hasta conflictivo carácter de Janáček. Y es que en la revista Cecílie publicó una crítica sobre una interpretación de la misa gregoriana que dirigió el director de la escuela de órgano, František Skuherský, y criticó las imperfecciones en la interpretación del coral. Por lo cual, como respuesta, fue expulsado de los estudios.

Día memorable para mí, pues fui castigado por decir la verdad.

Breve escrito de Janáček en un cuaderno escolar


Leoš Janáček en 1882 © Museo Regional Moravo

Al fin y al cabo, gracias a la intercesión de Pavel Křížkovský pudo terminar los estudios de tres años, y eso incluso en un solo año y con excelentes resultados. Durante la estancia praguense nació también la amistad de muchos años con Antonín Dvořák. Después del regreso a Brno enseñó en el instituto de maestros, se dedicó intensamente a la organización de la vida concertística brunense, compuso, dirigió y se encargó de la dirección del coro de la Sociedad Filarmónica Beseda brunense (1876-1888). Durante la era de Janáček, la Beseda brunense se convirtió en un conjunto importante con el que, como director de orquesta, pudo interpretar por ejemplo el Requiem de Mozart, la Missa solemnis de Beethoven o el Stabat Mater de Dvořák.

A finales de los años 70, Janáček solía ir a enseñar a tocar el piano a la hija de su superior Emilian Schulz, el director del instituto de maestros. Pronto se empezó a gestar una relación emocional entre un Janáček de 25 años y la jovencita Zdenka. En 1879, Janáček se fue de Brno a estudiar primero en el conservatorio de Leipzig y luego en el de Viena y, aunque después recordó que "aquí no había nada que aprender", es indudable que allí el joven compositor se familiarizó cuidadosamente con la música romántica alemana durante las frecuentes visitas a conciertos, y tuvo la ocasión de escuchar a excelentes pianistas como Clara Schumann o Anton Rubinstein. No olvidó sin embargo a su Zdenka: de entre las numerosas composiciones escritas en Leipzig, le escribió las Variaciones Zdenka para piano, que por entonces consideraba como su mejor obra. También le escribió a menudo, incluso varias cartas al día. Describió detalladamente su vida estudiantil, pero también se confesó de sus sentimientos íntimos.

Querida, honesta Zdenka, veo en el futuro mi dicha únicamente en el hecho de prepararle, según mis propias fuerzas, el más bello futuro. En eso, por favor, crea firmamente...

De una carta a Zdenka Schulzová (13-10-1879)



Zdenka Janáčková en 1885 © Museo Regional Moravo

 

Poco tiempo después de su regreso, en 1881, Janáček se casó con Zdenka Schulzová, pero al matrimonio no le esperaría el anhelado espléndido futuro. Poco después de la boda se presentó la primera crisis importante, no evitada ni con el nacimiento de su hija Olga, y que se extendería todavía varios meses. Al fin se pudo arreglar la relación, pero el matrimonio ya no fue nunca completamente feliz.

En esta época, Janáček estuvo enormemente ocupado a nivel laboral. A todas las anteriores obligaciones laborales se añadieron el cargo como director y a la vez también como maestro de la escuela de órgano, que fundó en el año 1881.

La idea sobre la escuela de órgano brunense es mi idea, a la que estoy realmente entregado ya desde los primeros años de pensamiento independiente. Ya en torno a mis estudios praguenses peregriné con esta idea, y veo en su realización una de mis más importantes tareas.

De una carta a Zdenka Schulzová (29-11-1879)



A su trabajo compositivo y obligaciones pedagógicas añadió la fundación y redacción de la revista Hudební listy (1884-1888) y la escritura de artículos especializados y reseñas. Gracias a su talento, tenacidad e insólito vigor laboral, convirtióse de un pobre fundacionista en una respetada personalidad brunense.

En los años 1887-1888, Janáček escribió su primera ópera Šárka sobre texto de Julius Zeyer pero, como no era popular en Praga debido a sus posturas anti Smetana, no obtuvo el permiso de Zeyer para la utilización del texto. Así, tuvo que posponer el trabajo en torno a esta ópera, y no volvió a ella hasta el año 1919. Si bien este fue su primer intento operístico, incluso después de treinta años el compositor lo tuvo en consideración.

¿Mi "Šárka"? ¡Todo en ella es tan cercano a mis últimos trabajos!

Mirada a la vida y la obra (1924)


Después de este fracaso y de la dramática finalización de la colaboración con la Beseda brunense, en 1888 se lanzó él mismo con intensidad al estudio de la música popular. El interés folclórico de Janáček se evidencia en los Racimos de canciones nacionales moravas, editados en el año 1890, y se manifestó también en composiciones escritas en esta época como Danzas de Valaquia, Canciones nacionales en Moravia, Reinitas o el ballet Rákoš Rákoczy. En aquel tiempo, Janáček escribió su segunda ópera El comienzo de un romance, estrenada en 1894 bajo la batuta del compositor en el Teatro Nacional de Brno. Sobre esta obrita particularmente naif en la parte textual, un Janáček incluso ingenuo recuerda más tarde:

"El comienzo de un romance" fue una comedia vacía; no me fue de buen gusto incluir en él por obligación cancioncitas nacionales. ¡Es que fue después de "Šárka"! ¡Escuchen sobre lo que tuve que componer por ejemplo!

Poluška: No conozco a un señor más gentil.
No pronunció una mal palabra -
Dios le escuchó a él, al bosquecillo y al bosque -
Y suplicó para que viniera hoy.

Mirada a la vida y la obra (1924)


En esta época, una tragedia asaltó la vida familiar de Janáček: en 1890 murió súbitamente, a los dos años, su segundogénito niño, su hijo Vladimír. El matrimonio Janáček se aliena aún más.

Uno junto al otro, común desgracia, dolor común; y a pesar de todo, cada uno tan solo...  

Memorias: Zdenka Janáčková, mi vida (1998)


A pesar de todo, Janáček se mantuvo públicamente muy activo. Se hizo miembro del comité de la cooperativa del Teatro Nacional Checo de Brno y, con posterioridad, su amor hacia la cultura rusa le condujo hacia la fundación del Círculo Ruso. Más tarde llegó a ser presidente del Club de Amigos del Arte.

En el año 1894 se decidió a escribir -absolutamente como primer compositor- una ópera sobre un texto en prosa. Eligió la obra teatral realista Su hijastra de Gabriela Preissová. La labor duró casi diez años, y Janáček al mismo tiempo aplicó una completamente nueva actitud compositiva que con su singularidad e innovación dió a conocer a un autor provinciano como prominente compositor mundial. Para la pregunta tantas veces planteada de cómo pudo originarse una obra tan distinta a todas las anteriores, no tenemos una respuesta unívoca. En cualquier caso, la nueva actitud compositiva de Janáček está relacionada, sin embargo, con su intenso interés en el habla humana, en la cual se manifiesta el estado psíquico del individuo y también su humor momentáneo. Janáček estuvo convencido de que es posible registrar objetivamente el habla humana mediante la notación musical.

Sus melodías del habla, tal y como él mismo las denominó, las empezó a anotar desde el año 1897, y se dedicó a ellas hasta el final de su vida. Sin embargo, no se quedó solo en las melodías del habla: entre los más de cuatro mil registros encontramos también melodías del ladrido del perro, del zumbido del mosquito o del crujido del parqué.

Las melodías del habla son expresión del estado global del organismo y de todas las fases de la actividad psíquica que de él se desprenden. Éstas nos muestran si una persona es tonta o sensata, soñolienta o avispada, cansada o vivaz. Nos muestran a niños y ancianos; el amanecer y el atardecer; la luz y la oscuridad; el calor y el frío; la soledad y la compañía. Lo artístico en la composición dramática es componer melodías del habla en las cuales, como por arte de magia, se presente inmediatamente el ser humano en una cierta fase vital.

El año pasado y este año (Hlídka XXII, 1905)


Olga Janáčková en 1902 © Museo Regional Moravo

Janáček terminó la ópera Jenůfa en febrero de 1903, en los momentos para él más tristes. Los Janáček perdieron en esta época también a su segunda niña, la querida hija Olga, quien murió a la edad de veintiún años.

A "Jenůfa" solo la amarraría con un lazo negro de larga enfermedad, dolor y lamentos de mi hija Olga y mi hijito Vladimír.

Mirada a la vida y la obra (1924)


Leoš Janáček en 1904 © Museo Regional Moravo  

Poco tiempo después ofreció Jenůfa al Teatro Nacional de Praga, pero no tardó demasiado en recibirla de vuelta junto con una breve notificación de la dirección del teatro diciendo que la obra no podía ser aceptada para su puesta en escena. Para Janáček eso fue un enorme golpe. Cayó en una depresión con sensación de impotencia creativa. Jenůfa la asumió el Teatro Nacional de Brno pero, aunque el estreno el 21 de enero de 1904 salió bien, el éxito tuvo más bien carácter regional. Todavía en ese año, Janáček solicitó una pensión para poderse dedicar completamente a su escuela de órgano y a la composición. Esta época representa también el inicio de sus visitas regulares a los balnearios de Luhačovice.

¿Qué busqué en aquellos balnearios? Enseñar treinta o treinta y cinco, o hasta cuarenta horas a la semana, dirigir la asociación de cantantes, organizar conciertos, liderar el coro del monasterio de la Reina, y al mismo tiempo escribir "Jenůfa", casarme, perder a mis hijos: fue necesario olvidarse de sí mismo.

Mirada a la vida y la obra (1924)


Durante una de las visitas a Luhačovice conoció a Kamila Urválková, cuya historia vital le inspiró para la composición de la ópera Destino.

Era una de las damas más bellas. Su voz era como de viola de amor. Luhačovice bajo el sofocante calor del sol de agosto. ¿Por qué andaba con tres rosas ígneas y por qué contaba su joven historia? ¿Y por qué fue tan extraño su final? [...] Y la obra, lamentosa solo en su tono, femenina solo en la palabra, llamada "Destino": Fatum.

Mirada a la vida y la obra (1924)


Leoš Janáček el año 1906 en Luhačovice © Museo Regional Moravo

La ópera, ambientada en los balnearios de Luhačovice, fue encomendada para su preparación al Teatro de Vinohrady, pero no llegó a representarse. El motivo fue la gran exigencia para la orquesta e incluso para los cantantes, quienes llegaron a redactar una petición diciendo que no querían destrozarse las cuerdas vocales con los roles de Destino. También tuvo la culpa probablemente un libreto algo problemático. Al fin y al cabo, fue la única ópera de Janáček que se mantuvo sin representar estando en vida su autor. Pero en la parte musical, Destino es una de las obras de Janáček más admirables, y no es baladí el hecho de que aquí el compositor usara por primera vez el antiguo instrumento musical conocido como viola d'amore, que más tarde apareció en varias otras composiciones.


Un momento importante en la obra de Leoš Janáček fue el encuentro con los poemas de Petr Bezruč, que le fueron muy cercanos por su temática social.

Sus palabras vinieron como una llamada. Y yo recogí de ellas la tormenta tonal de la cólera, de la desesperación y del dolor.

De una carta a Petr Bezruč (1-10-1924)


Dedicó los coros El maestro Halfar, Maryčka Magdónová y Los 70.000 a la joven Asociación Coral de Profesores Moravos, en cuya interpretación sonaron en poco tiempo en muchos lugares de Europa. Sin embargo, el mayor deseo de Janáček de que Jenůfa fuese preparada por fin en Praga permaneció constantemente desatendido.

No quiero mi reiterada solicitud de que "Jenůfa" sea escuchada en la escena del Teatro Nacional de Praga, apoyados en los informes praguenses más halagüeños, sin mencionar los de aquí. Solo denuncio que el rechazo de "Jenůfa" fue injusto. Me quejo como compositor checo, a quien no se le concede el derecho a la escucha.

De una carta a Karel Kovařovic (9-2-1904)


Janáček confiaba menos en sí mismo continuamente. Destruyó algunas de sus obras, como la composición para piano 1.X.1905 («De la calle») o el autógrafo de Jenůfa. En el año 1914, Janáček celebró su sexagésimo cumpleaños en soledad, como un incomprendido compositor provinciano. Sin embargo, eso ya debería cambiar pronto.

Leoš Janáček en el jardín de su casita en Brno con el perro Demonio (hacia 1910) © Museo Regional Moravo
Leoš Janáček en el jardín de su casita en Brno con el perro Demonio (hacia 1910) © Museo Regional Moravo

Leoš Janáček el año 1917 en Luhačovice © Museo Regional Moravo

Gracias al afán diplomático del presidente del Club de Amigos del Arte brunense, el MUDr. František Veselý, y de su mujer, la escritora y cantante Maria Calma, lograron convencer al director del Teatro Nacional, Gustav Schmoranz, y al director de orquesta Karel Kovařovic para la preparación de Jenůfa en el Teatro Nacional de Praga. Janáček aceptó la condición de Kovařovic de arreglar la ópera, aunque ello supuso un gran impacto en la obra, especialmente en la instrumentación. Y así, en mayo de 1916, tuvo lugar el glorioso estreno praguense. Hasta ese momento, el casi desconocido e infravalorado Janáček se impuso, a sus sesenta y dos años, como un compositor con una actitud hacia el drama musical sin el patetismo o los efectos banales que conocemos de algunas óperas veristas. De esa época data no solo la estrecha relación de Leoš Janáček con la intérprete de la Kostelnička praguense, Gabriela Horvátová, sino también el inicio de la amistad con Max Brod, quien "llegó en el momento oportuno como enviado desde el cielo". Brod advirtió de Jenůfa a la dirección de la editorial vienesa Universal Edition, y tradujo la ópera al alemán. En la ópera de Janáček mostró interés la Ópera de la Corte de Viena, que la puso en escena en febrero de 1918. Eso fue el inicio de la celebridad mundial de Janáček. Recordemos solo que Jenůfa fue representada en la Ópera Metropolitana de Nueva York ya en el año 1924. Después del estreno praguense de Jenůfa, Janáček terminó la rapsodia Taras Bulba y la ópera Las excursiones del señor Brouček.

El nacimiento de la República en 1918 fue recibido por un Janáček lleno de fuerza y planes para el futuro.

Llego con el joven espíritu de nuestra República, con la joven música. No soy ese que mira hacia atrás, sino ese que prefiere mirar hacia delante. Sé que tenemos que crecer, y no veo el crecimiento en el dolor, en los recuerdos del sufrimiento y de la opresión. Liberémonos de eso. Somos una nación que en el mundo debe significar algo. Somos el corazón de Europa. ¡Ese corazón en esa Europa tiene que ser sentido!

De un discurso de Janáček pronunciado en Londres el año 1926



Leoš Janáček y Kamila Stösslová en Luhačovice el año 1927 © Museo Regional Moravo

Los últimos diez años de la vida de Janáček fueron su época creativa más fructífera. La extraordinaria dinámica de creación y la energía de que rebosó el compositor en su vejez son un enigma, al cual responde el propio Janáček en una de sus cartas a su amiga Kamila Stösslová. Janáček conoció a la entonces veinteañera Kamila en 1917, y su amistad duró hasta la muerte del compositor. Representó para Janáček una fuente inspiradora, el soñado ideal de mujer, y no importó nada que la realidad fuese algo distinta. 

¿Y la gente? Entorna sus ojos; tengo éxito, ímpetu en las composiciones. ¡De dónde lo toma esa persona! Adivinanza. Se revuelven en ella como topos para resolverla. A mí me gustaría gritar, levantarte a ti, señalar: ¡He aquí mi querida, mi queridita adivinanza de la vida!

De una carta a Kamila Stösslová (12-3-1928)


Esta etapa creativa constituye sin duda la parte de la vida más productiva de Janáček. En el año 1920 escribió el poema sinfónico Balada de Blaník, y un año más tarde terminó la ópera Katia Kabanová y empezó a trabajar en la siguiente ópera, La zorrita astuta.

Capturé a la zorrita Bystrouška para el bosque y para la melancolía de los años tardíos. Hecho gozoso con final triste; y yo mismo me adentro en ese triste final.

De una carta a Kamila Stösslová (3-4-1923)


En 1923 terminó su primer cuarteto de cuerda sobre motivos de La sonata a Kreutzer de Tolstoi, y compuso una ópera basada en Karel Čapek, El caso Makropulos. Asistió a los festivales internacionales de la Sociedad Internacional para la Música Contemporánea (SIMC), en los que estuvo al lado de los jóvenes vanguardistas, y realizó una gira por Inglaterra.

Leoš Janáček en la residencia de verano del director de orquesta Sir Henry Wood durante la visita a Inglaterra el año 1926 © Museo Regional Moravo
Leoš Janáček en la residencia de verano del director de orquesta Sir Henry Wood durante la visita a Inglaterra el año 1926 © Museo Regional Moravo

En 1925 le fue otorgado el doctorado honorífico de la Universidad Masaryk, el primero absolutamente en la historia de esta institución. Dos años más tarde fue nombrado -junto con Arnold Schönberg y Paul Hindemith- miembro de la Academia de las Ciencias Prusiana, y el mismo año el rey belga Albert (impresionado por el enorme éxito de Jenůfa en Amberes) le otorgó la Orden de Caballero del Rey Leopoldo. El Capriccio para piano mano izquierda y conjunto de cámara del año 1926, dedicado al pianista Otakar Hollmann -quien perdió la mano durante la Segunda Guerra Mundial-, es la primera de una serie de composiciones que escribieron algunos compositores universales para las minusvalías de la guerra. En el mismo año escribió Janáček su obra orquestal más célebre, la Sinfonietta, dedicada a "su ciudad", Brno, y también la no menos famosa Misa glagolítica.

Sin lo lúgubre de las celdas monásticas medievales en los motivos, sin la repercusión de las mismas vías imitativas, sin la resonancia del pathos beethoveniano, sin el carácter juguetón de Haydn; en contra de los obstáculos teoréticos de la reforma de Witt -¡la que nos aliena de Křížkovský! El perfume de los bosques de Luhačovice siempre me fue incienso.

"Glagolskaja missa", Lidové noviny, 1927


Leoš Janáček en 1926 © Museo Regional Moravo  

Cuanto más viejo se hacía Janáček, más progresiva y más juvenil era su música. Emanaba de un hombre lleno de fuerza y energía. Cuando, después del estreno brunense de la Misa glagolítica, Ludvík Kundera escribió en su crítica "Viejo Janáček, persona firmemente creyente", el compositor le comunicó claro y conciso: "¡Nada de viejo, nada de creyente! ¡Jovenzuelo!".

En el último año de su vida trabajó en la ópera Desde la casa de los muertos según la novela de Dostoievski, la cual él mismo tradujo del ruso y adaptó como libreto. Compuso también el segundo cuarteto de cuerda «Cartas íntimas», que fue una especie de diario musical íntimo dedicado a Kamila Stösslová.

Acabo de empezar a escribir algo bonito. Nuestra vida estará en ello. Se llamará «Cartas de amor»... El todo lo sostendrá un curioso instrumento. Se llama viola d'amour: viola de amor. ¡Ah, qué ganas tengo de eso! ¡En ese trabajo estaré siempre yo solo contigo! Ningún tercero aparte de nosotros. ¡Lleno de ese deseo como allí donde estás tú, en ese paraíso nuestro! ¡Lo haré con deleite! ¡Es que sabes que, aparte de ti, no conozco otro mundo! Eres mi todo, no quiero nada más que tus amores.

De una carta a Kamila Stösslová (1-2-1928)


Leoš Janáček en Bertramka en Praga, en 1928 © Museo Regional Moravo  

A finales de julio de 1928, Janáček se fue a Hukvaldy, adonde acudieron también Kamila con su hijo Otta. Se llevó consigo una copia de la partitura de Desde la casa de los muertos para hacer correcciones y añadiduras. Sin embargo, ya no llegó a terminar el trabajo. Fue trasladado con un fuerte resfriado al sanatorio del Dr. Klein en Moravská Ostrava, donde mediante un aparato de rayos X le fue diagnosticada una neumonía. Murió el domingo 12 de agosto de 1928 a las diez horas de la mañana en Ostrava, y tres días más tarde uno de los compositores más notables del siglo XX era enterrado en el cementerio central brunense. Murió justo en la época en que en Brno culminaba la Exposición Checoslovaca de Cultura Contemporánea en el recientemente construido pabellón de exposiciones, y la ciudad experimentó la gloria a cuyo ascenso contribuyó totalmente Janáček.

Grabación del funeral de Leoš Janáček el 15-8-1928 en Brno. El féretro fue expuesto en el vestíbulo del Teatro Mahen, y desde aquí el cortejo fúnebre se dirigió hacia el cementerio central. Entre los parientes del difunto está la viuda Zdenka Janáčková, el director de orquesta principal de la ópera del Teatro Nacional de Brno, František Neumann, el alcalde de Brno, Karel Tomeš, y muchas otras personalidades. © Archivo Nacional Cinematográfico

El Brno moderno se sostiene hasta hoy día en los fundamentos culturales forjados por Janáček. Todavía durante su vida, la escuela de órgano se convirtió en el conservatorio brunense, en 1947 fue establecida la Academia Janáček de la Música y las Artes Escénicas, nueve años más tarde nació la Orquesta Filarmónica de Brno y en el año 1965 fue abierto el nuevo y moderno edificio del Teatro Janáček, donde en la actualidad la obra de Janáček forma parte permanentemente del repertorio. Desde el año 2004, en Brno tiene lugar el Festival Internacional de Ópera y Música Janáček Brno, y en una próxima época será construido el Centro Janáček, nueva sala de conciertos y sede de la Orquesta Filarmónica de Brno.

¡Si no fuera por la extraña humedad emocional, el heredado cerebro y la sangre que circula por mis venas en la juventud de la alabada naturaleza! La emoción hace al compositor; no tanto fondo científico como emocional. Me asombro ante los miles y miles de aspectos de los ritmos de los mundos luminoso, cromático, sonoro e incluso táctil, y rejuvenece mi tono con la eterna juventud rítmica de la eternamente joven naturaleza.

¡Se dice que estoy vivo ya setenta años! Los celebran. En una carta de Písek leo: "¿Por qué no celebran el hecho de que simplemente naciste?"

Mirada a la vida y la obra (1924)

Autor del texto: Jiří Zahrádka